Los bebés no son "personas chiquitas", tienen un mundo propio, cuya sutil sensorialidad apenas se conoce en sus aspectos medibles.
Se trata además de un tiempo que da la base a partir de la cual nos construimos.
Sea como haya sido es nuestra historia, la narración de nuestros inicios, nos pertenece y fortalece durante toda la vida.
La vida de los bebés tiene
su propio ecosistema.
Comprenderlo permite cuidarlo mejor
y abrirle nuevas posibilidades.
Hay una inteligencia sensible que cuidar, que revela otra conciencia de lo humano. El cuidado de las madres habla tambien de esa otra conciencia en la sociedad.